El jengibre crece en los trópicos y los subtrópicos, y es una de las especias más conocidas, tanto fresca como seca o molida. El tubérculo tiene un olor aromático, mientras que el sabor puede llegar a resultar ardientemente picante y afrutado. El jengibre estimula la digestión, refuerza el estómago y aumenta el apetito.
Durante todo el año, la empresa asociada Asica Peru suministra los tubérculos de producción sostenible, si bien entre enero y abril la disponibilidad es menor. El jengibre es una planta herbácea que alcanza una altura de entre 50 y 100 cm y cuyos tubérculos crecen bajo la tierra. El cultivo del jengibre se realiza según el proceso de rotación, lo que quiere decir que los campos se siembran de forma alterna cada pocos años.
Después de la cosecha, las raíces se lavan en el almacén y posteriormente se secan al aire libre. Este proceso homogéneo y lento de secado al sol es lo que confiere al jengibre su brillo dorado.
El jengibre debe conservarse en un lugar frío y oscuro. Una vez cortado, se debe conservar en un papel de cocina húmedo y en una bolsa hermética dentro del compartimento de las verduras para mantener su frescor durante por lo menos tres semanas.